viernes, 5 de agosto de 2011

Publicación: Los Órganos Colegiados

Nota: Este artículo fue publicado en la Revista Alternativa Pedagógica. Año 6.  No. XXI.  Octubre de 1998. Alude a mi experiencia profesional en la Unidad 152 de la Universidad Pedagógica Nacional. Igual que algunos textos publicados anteriormente el año de publicación y por ende de haberla escrito es importante para contextualizar las ideas aquí plasmadas. La tesis central es como debiera ser la función asesora de los docentes en las modalidades semiescolarizadas prestigiando a la institución universitaria. Siguen vigentes las ideas y es crítico como cuando se afirma "No es posible que la Universidad de Maestros (...) tenga como uno de sus puntos más débiles la docencia.

Problematización 

La docencia es una parte fundamental dentro del proceso enseñanza – aprendizaje

Ha tenido diversas concepciones, desde la más tradicionalista donde el profesor es dueño del saber y lo transmite a sus alumnos hasta la más actual donde el maestro es el facilitador del conocimiento y diseña actividades de aprendizaje para hacerlo llegar al estudiante de forma tal que se apropie de él. En la Universidad Pedagógica Nacional, en la modalidad semi escolarizada, la docencia teóricamente se ha conceptualizado de cierta forma, pero en la práctica se ejerce otra.

Encontramos expresiones en los alumnos que denotan su desencanto por el tipo de docencia que se ejerce en la institución. Esperan más, entendida esta frase como una forma tradicionalista de conocimiento mientras que los docentes demandamos de ellos la formación para la autoformación. Algunos alumnos no se conciben así mismos como formadores en formación y no buscan las formas más adecuadas para allegarse de los conocimientos que el proceso de aprendizaje el asesor no les ofrece. Surge la interrogante ¿Cuál es el método de aprendizaje más apropiado? Repito ¿cuál es el método de aprendizaje más apropiado? Señalo aprendizaje y no enseñanza. La enseñanza transmite valores, actitudes, formas, saberes y/o conocimientos en una relación unilateral y el aprendizaje es el proceso de poner en práctica todas mis habilidades para apropiarme en una relación dialéctica con el mundo que me rodea. La enseñanza logra una interacción limitada entre el docente y alumno; en el aprendizaje la interacción es más amplia con los diferentes elementos que entran en juego en el proceso.

¿Cómo pasar de un modelo de enseñanza a un modelo de aprendizaje, cuando la formación que traen consigo los profesores alumnos reproducen esquemas tradicionalistas de apropiarse del conocimiento? Algunos teóricos señalan que “la operación de un sistema que descansa fuertemente en el autodidactismo de una población como la que atendemos no es una empresa sencilla, pues el maestro en servicio dispone de tiempo limitado para el estudio y el haberse formado en un sistema escolar muy rígido no fue el mejor antecedente para desarrollar sus hábitos y capacidades que presupone el autodidactismo”. En este cuestionamiento se encuentra la probable respuesta al alto índice de deserción en la institución, al lento proceso de acreditación y al bajo índice de titulación, porque el profesor  alumno no ha desarrollado en su interior los mecanismos que contrarresten el problema: el autodidactismo. El tipo de estudiante requerido en la modalidad semiescolarizada es alguien que aprenda a aprender, se forme para la autoformación porque los conocimientos que aprenda hoy serán obsoletos en muy corto tiempo. De ahí la importancia de la problemática.

Y ¿Qué tipo de docente se requiere en la Universidad Pedagógica Nacional en la modalidad semiescolarizada?

Como algunos de los alumnos se han percatado de nuestra institución no se nos nombra como catedráticos (porque no debemos impartir ninguna cátedra) sino asesores, es decir, que asesoran el proceso enseñanza aprendizaje, que guían el curriculum hacia el alumno que orientan al estudiante a alcanzar sus logros. La asesoría es entendida como “orientación y apoyo al aprendizaje independiente”. Como señalo en el párrafo anterior en cierta forma el alumno ha desviado esta definición hacia un método escolarizado. Esto lo hace más conflictivo porque hay muy pocas sesiones para alcanzar los propósitos de la licenciatura. Nisiquiera los contenidos temáticos o la mayoría de las lecturas se llegan a revisar por esta razón. “la formación que ofrecemos se vería (ve) reducida a la de una escuela de fin de semana”. Como consuelo basta decir que esto ha ocurrido en otros sistemas abiertos (mal de muchos consuelo de tontos dice un refrán popular). El tipo de docente que se requiere es aquel que cuente con la experiencia para diseñar, desarrollar y aplicar actividades de aprendizaje, es decir, emplear adecuadamente métodos de trabajo de asesoría, además de dominar al área que le corresponda impartir, entre otros perfiles.

Lo interesante radica ahora cómo vincular el tipo de docente que existe en la Universidad con el tipo de estudiante. Cómo conducir un proceso de transición en donde ambos lo realicen. Inicialmente debe ser por separado, pero en algún momento deben confluir en un punto. En esta relación irán interactuando, conociendo sus necesidades y expectativas logrando un consejo que permita estructurar una alternativa de solución. La responsabilidad es de ambos, no es unilateral.

Ahora bien, ¿Qué hacer para alcanzar este concepto? En lo referente a los alumnos me es difícil pensar como estudiante. Esta tarea se las dejo a los profesores alumnos quienes son los que están del otro lado de la mesa. Espero que este foro esboce líneas para estudiar este problema. Se tiene la experiencia ya casi de una generación en la LE ´94, es decir, ocho semestres. Y también se cuenta con la puesta en marcha de otros planes de estudio anteriores a éste como el caso de la LEPEP ´85 y la LE ´79. Todavía hay alumnos de esas carreras que buscan titularse y otros incorporarse nuevamente a la institución y son ellos quienes pudieran hacer aportaciones. Así como también todavía laboran en la universidad asesores que cuentan con esa experiencia, también de ellos se pueden aprender.

Como propuesta académica, desde un ángulo estrictamente docente se propone las academias las cuales serían órganos colegiados donde se aglutinarán profesores a ciertas áreas. Ellos intercambian experiencias lo que permitiría establecer criterios unificados. No debemos confundir la libertad de cátedra, la cual se entiende como la libertad del docente para emplear el método de trabajo que crea adecuado para objetivos trazados.    

Lo anteriormente planteado me lleva, como asesor de la Unidad 152 de la Universidad Pedagógica Nacional, a reflexionar sobre el caso y examinar el espacio laboral en que me desenvuelvo. Por lo que el presente ensayo tiene la pretensión de poner en la mesa de discusión los retos de la Unidad 152 tiene con relación a la docencia que debe desempeñar la universidad como tal.

Propuesta: Los Órganos Colegiados

En Ajusco se sometió a la discusión a través de una convocatoria para participar en actividades fundamentales que tienen que ver una “reestructuración organizativa que permita un mejor funcionamiento de los equipos académicos que realizan las tareas sustantivas que sostienen y dan vida a la Universidad”

La intención es definir las áreas de adscripción de todo el personal académico a las cuales se les denominará Centros y para ello se propusieron los siguientes:

Centro para el Desarrollo de Profesionales de la Educación.

Centro de Apoyo al Magisterio en Servicio.

Centro de Estudios sobre Procesos y Propuestas Educativas.

En la Unidad 152 este proceso no se llevó a cabo porque la información llego a desatiempo. Es necesario tener propuestas para conformación de un órgano colegiado de académicos por áreas de acuerdo a los cursos que venimos impartiendo los asesores de la Unidad 152. Esto permitirá conocer, discutir enfrentar y proponer alternativas de solución a la práctica docente que nos enfrentamos. Son todavía muchos los puntos a discutir en relación con nuestro quehacer docente que no se han podido resolver y las Academias pudiera ser el espacio en donde se lleve a cabo.   

Pero la tarea de las Academias no se centraría exclusivamente en el rubro anteriormente señalado sino también promover la formación, capacitación, actualización de todo el personal docente que todavía no hemos asimilado el planteamiento curricular de esta nueva Licenciatura.  De esta manera las academias se constituirían en las células fundamentales del desarrollo académico de nuestra institución ya que colaborarían en la adecuada operación y evaluación del modelo educativo de la Universidad Pedagógica Nacional.

Sus resultados deberán verse reflejados directamente en la formación de los profesores – alumnos asegurando el máximo desempeño de los asesores en el aula. Así como también vincularse con otras instituciones a través de intercambios  y organización de foros de discusión. Es necesario ir diseñando la estructura organizativa que pudieran tener las academias.

Debemos reconocer que no estamos jugando a la escuelita sino que somos una UNIVERSIDAD en su origen histórico significa unidad en la diversidad. Para ganarse un nombre y una presencia en el espectro en la formación de docentes en servicio hay que cumplir cabalmente con las funciones de docencia, investigación y extensión universitaria como cualquier institución de educación superior.

Consolidar los logros cuantitativos es la primer tarea para solucionar esto se lograría con una práctica docente profesional, en todo el sentido de la palabra, que nos encamine a dignificar la profesión de ser maestro. No es posible que la Universidad de Maestros (como se le conoce a nuestra institución) tenga como uno de sus puntos más débiles la docencia. Es necesario que los académicos intercambiemos experiencias y los sistematicemos.


Conclusiones 

 Es necesario fortalecer la docencia en nuestra institución principalmente por el significado que guarda el trabajar en la modalidad semiescolarizada por las particularidades naturales que demanda. Los órganos colegiados pudieran ser la opción. En este trabajo se trazaron líneas que pudieran ser la opción, que pudieran emplearse para la conformación y puesta en práctica de este órgano académico. Se realiza desde la óptica docente, espero e invito a los estudiantes a que conformen la suya. 

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