Nota: Desafortunadamente no recuerdo ni tengo más información sobre esta conferencia más que el texto que hoy les comparto.
Buenos días:
Agradezco a los organizadores la invitación a este Encuentro Internacional “La Profesionalización Docente en el Siglo XXI: Evaluación y nuevas competencias profesionales para la calidad de la educación básica. Estos espacios son formativos. Los asistentes seguramente estarán satisfechos por conocer directamente las nuevas tendencias sobre este tópico. Doy inicio a esta plática la cual he titulado “Formación de docentes en evaluaciones a gran escala”
Introducción
Una de las aristas poco exploradas de la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares (ENLACE) es su aportación a la formación de docentes en evaluaciones a gran escala. La enorme cantidad de alumnos examinados a través de esta evaluación (cerca de diez millones de alumnos en 121,677 escuelas). Se ha convertido en un referente obligado. Su propósito no deja lugar a dudas su valor como fuente de información necesaria para la toma de decisiones encaminada hacia la mejora educativa.
Hoy en día se distinguen claramente algunos desafíos sociales: la actual situación financiera a nivel mundial; el agudo problema de la drogadicción detonante del narcotráfico; el papel de tecnologías de la información y comunicación para la comprensión del fenómeno multicultural; el replanteamiento de los modos de producción; las peculiaridades de las democracias; la redefinición del concepto de familia; entre otros generan la necesidad de formar ciudadanos que se desenvuelvan adecuadamente en este entorno social. Las especies que no se adaptan se extinguen decía Charles Darwin.
Desde esta perspectiva el papel de los profesionales de la educación y particularmente de los profesores recobra una importancia sinigual porque a ellos se les encomienda la apasionante tarea de educar.
Y para educar es insuficiente las buenas intenciones y el voluntarismo, De igual manera, sirve de poco la ética y el conocimiento de su materia de trabajo así como tampoco las habilidades y capacidades profesionales. Estas características de forma aislada, desarticuladas unas de otras, favorecen muy poco el ejercicio profesional de los profesores. Se requiere la conjunción armónica de todas estas cualidades para transformar la realidad educativa. La formación inicial y continua se encamina en este sentido.
El tránsito de un modelo pedagógico centrado en el docente hacia otro enfocado en el alumno o, dicho con otras palabras, focalizar la acción educativa en el aprendizaje más que en la enseñanza es el camino correcto. Este aparentemente sencillo cambio paradigmático se propuesto desde hace mucho tiempo no se ha logrado tanto que se es la línea principal de este evento académico.
¿Cómo saber en qué sentido hemos caminado? ¿Qué tanto hemos avanzado? ¿Qué tanto trecho nos falta por recorrer? ¿Debe acelerarse el paso o estamos a tiempo? ¿Cuál es el perfil deseable de nuestros alumnos? ¿En qué medida se ha logrado? Resumiendo ¿cómo debería ser la educación y cómo debiera educarse para esta sociedad? Ya estamos hablando de la pertinencia, relevancia, trascendencia, eficiencia y eficacia de la educación. Ya estamos hablando de calidad educativa. Este el foco central del currículum. Si a esta serie de cuestionamientos se le agregara otro más ¿en qué medida lo hemos logrado? Ya nos estamos refiriendo a la evaluación.
Este es el tema a desarrollar en esta plática. De la evaluación de los aprendizajes de los alumnos a gran escala y de la ausencia de cultura de evaluación de los docentes para analizarlas, juzgarlas y usarlas con un enfoque pedagógico para la mejora educativa. ¿Cómo pasar del análisis a las propuestas de mejora?
Para este fin es necesario tomar como punto de partida lo que los profesores conocen de evaluación. Lo que les enseñaron en su formación inicial. Y, posteriormente lo que no le han enseñado. Pondré a su consideración una propuesta de líneas de formación docente en evaluaciones a gran escala con la finalidad de comprenderlas y estimular su uso para la mejora educativa tomando la experiencia de la aplicación de ENLACE desde el año 2006 como detonante de esta necesidad.
I ¿Qué saben los profesores de evaluación?
En la formación inicial de los docentes se les capacita para la evaluación de los aprendizajes en el salón de clases. Se basan en un limitado corpus teórico para concentrarse en la instrumentación. Se les instruye en el concepto de evaluación, la forma en como puede diseñarse y llevarse a cabo (metodología) con una diversidad de instrumentos para valorar el resultado final del proceso educativo. Es decir, calificar el desempeño estudiantil.
Para responder a esta pregunta se requiere profundizar en los diversos planes y programas de estudios de las instituciones formadoras de docentes. Se parte de este supuesto: la necesidad de evaluar los aprendizajes de los estudiantes al interior del aula y adolecen del análisis de evaluaciones a gran escala como puntos en común. Basta mencionar que estas no existían en México sino hasta el surgimiento del programa de carrera magisterial, en 1992, en el ámbito nacional y a partir de TIMSS en 1998 en el ámbito internacional.
De poco ha servido la oferta de estudios de posgrado en escuelas públicas y privadas y los múltiples espacios de formación inicial de profesores de educación primaria y secundaria porque el problema se hace más evidente conforme se avanzan en la aplicación de evaluaciones a gran escala año con año.
II ¿Qué se ha detectado como necesidad de formación en los docentes?
Es notable la ausencia de una cultura de evaluación en los docentes. Es necesario una alfabetización evaluativa (como dice Gerald Bracey) para comprender las evaluaciones (como lo señala Pedro Ravela) a gran escala como PISA, EXCALE, SERCE, ENLACE. Pero creo que debe ser más que el abc. Es imprescindible empezar por allí pero se debe llegar hasta la x, y, z. No basta con comprenderlas. Utilizarlas para fines pedagógicos, para fortalecer los procesos de enseñanza y aprendizaje, para orientar la intervención docente. Que sean influyentes porque influyen o inciden en el proceso educativo. Ello implica retomar habilidades del pensamiento básicas como la crítica, el análisis y la síntesis. Poner en práctica la dialéctica. A manera de ejemplo y sólo para ilustrar esta idea expongo a continuación las siguientes reflexiones:
1.- La actuación de los directores escolares y su estilo de gestión escolar es fundamental para la consecución del objetivo central del hecho educativo: la formación de los estudiantes. Ellos tienen ante sí el reto de alinear hacia un mismo rumbo todas las dimensiones, de conjuntar los esfuerzos de todos los que intervienen en el proceso educativo y encauzarlo por un mismo camino. Orientarlos en un mismo sentido, congruentemente con su proyecto de escuela. He constatado que los directores escolares se enfrentan con escepticismo y son los primero que reciben la andanada de críticas o felicitaciones, muchas de ellas inmerecidas, por los resultados obtenidos en las evaluaciones a gran escala. Recogen estos planteamientos y los hacen suyos. Los plasman en su proyecto escolar independientemente del modelo de planeación utilizado. Todos tienen buenas intenciones y pretenden mejorar los resultados académicos, el logro educativo de los estudiantes. Saben que hacer y para que hacerlo pero desconocen el como. Ejercen un liderazgo académico pero no se conciben como asesores pedagógicos para orientar y desarrollar las competencias en los docentes para hacer competentes a sus alumnos. ¿Qué se puede decir al respecto de la formación de los profesores y los inspectores o jefes de sector? Ellos también tienen mucho que aportar. Es necesario reencauzar su labor para potencias su experiencia y adecuarla a los tiempos actuales es importantísimo.
2.- en el caso de los Asesores Técnico Pedagógicos (ATP´s) es deseable, y creo que inevitable, visualizarlos más en el sentido de lo que debieran ser y no de lo de que son en sí. Su labor de centra principalmente en actividades administrativas. Muy poco inciden en el actuar de los directores escolares y el quehacer de los docentes. Su influencia es muy relativa en la formación del alumnado.
3.- En el caso de los docentes (frente a grupo para distinguirlos de los ATP´s quienes también son maestros) es recomendable proveerles los elementos teóricos y metodológicos para identificar y subsanar las necesidades de aprendizaje surgidas a la luz de las evaluaciones a gran escala. Su estilo de enseñanza debe adecuarse a los distintos estilos de aprendizaje.
Hoy en día, la evaluación ha cobrado una relevante importancia, trascendental diría yo. La evaluación de aprendizajes a gran escala genera una vasta información acerca del nivel de logro educativo de los estudiantes. También ha puesto en evidencia la necesidad de trabajar en la formación de los docentes para discriminarla.
Considerando que la función pedagógica de la evaluación formativa se encuentra estrechamente relacionada con la calidad de los aprendizajes y, por ende, de la mejora educativa es incuestionable la carencia de recursos metodológicos para usarlas, como ya se dijo anteriormente, para fines eminentemente pedagógico. La puesta en marcha de ENLACE ha arrojado algunas líneas de formación en los docentes. A continuación señalo algunas de ellas.
III Líneas de formación docente en evaluación educativa
Conceptual
Han resultado insuficientes las capacidades de los docentes con respecto al conocimiento que poseen de la evaluación. Es importante actualizarlos en las evaluaciones a gran escala. Desde la distinción de evaluación y medición, distinguir entre acreditación, certificación y valoración. Identificar los diversos modelos de evaluación, conocer las técnicas para instrumentar este tipo de evaluaciones. El conocimiento de procesos fundamentales como el juicio de expertos, el piloteo. Las evaluaciones estandarizadas. Las metodologías de calificación desde los dos grandes paradigmas: Teoría de respuesta al ítem y la teoría clásica de test, la generación de series históricas o la comparación a través del tiempo, las evaluaciones con referencia a norma y con referencia a criterio. El uso de la estadística descriptiva e inferencial para identificar causas y consecuencias implicadas en el hecho educativo hasta intentar explicar algunos fenómenos raros. La idea es proveerle un marco referencial mínimo para criticar las evaluaciones, para tener elementos de juicio para analizar la validez de la evaluación, para no soslayarla ni sobrevalorar. La intensión no es hacerlos evaluadores expertos pero si fortalecer su cultura de evaluación.
Procedimental
Lo más relevante es el uso de la información generada por las evaluaciones a gran escala con fines pedagógicos. ¿Qué puedo hacer con los resultados? ¿Cómo puedo diseñar, implementar y evaluar estrategias didácticas partiendo de los resultados? ¿Cómo puedo incorporar los resultados obtenidos en las evaluaciones nacionales en la planeación de la enseñanza? ¿Cómo puede orientarse el trabajo docente para incidir y elevar el nivel educativo de sus alumnos?
Actitudinal
Tener la actitud apropiada para aceptar la evaluación como un proceso de mejora y evitar la cultura de la trampa. En lugar de buscar la respuesta en su acción fortaleciendo el proceso educativo algunos docentes buscan la forma de cómo hacer trampas con los resultados para obtener mejores resultados.
Idea final a manera de colofón
No se pretende hacer expertos o especialistas en evaluaciones a gran escala a los docentes sino fortalecer la cultura de evaluación y, ante todo, hacerlos competentes para usarlas con fines pedagógicos.
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