Sergio
Martínez Dunstan
Coordinador
Académico y de Operación Educativa
Servicios
Educativos Integrados al Estado de México
Muy buenos
días a todas las mujeres, presentes y ausentes, y agradezco la comprensión de
los asistentes varones por dedicarles este mensaje a ellas, a ustedes las
mujeres, y me comprometo a nombre propio y de los hombres aquí presentes a
cumplir cabalmente con las condiciones y circunstancias a los cuales aludiré en
mi intervención.
Doy la
bienvenida a nuestra conferenciante magistral, a la Dra. Gabriela Warquentin de
la Mora, y le ofrezco públicamente una disculpa anticipada ante la
imposibilidad de escuchar su disertación porque atenderé otra encomienda en la Comisión de Derechos Humanos en el Estado de México (CODHEM) por el
mismo motivo que hoy nos reunimos.
Saludo a
todos los aquí presentes.
Hoy nos
convoca una efeméride de singular importancia a celebrarse el próximo
veinticinco de noviembre. La resolución A/RES/54/134 de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) relativa al Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia contra la Mujer aprobada por la Asamblea General. Este acto sintetizó
un proceso histórico-formal de este prestigiado organismo internacional. Desde
la Declaración Universal de los Derechos Humanos; el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales; la Convención sobre la eliminación
de todas las formas de discriminación contra la mujer; la Convención contra la
tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes; Siendo aún más
específico, la Declaración sobre la eliminación de la violencia sobre la mujer
y la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia.
A la ONU le
inquieta la violencia contra la mujer porque obstaculiza el desarrollo, altera
la paz y es un factor de desigualdad social. De igual manera, este hecho de que
algunos grupos de mujeres son vulnerables a la violencia (indígena, migrantes,
refugiadas, indigentes, reclusas, niñas, ancianas, discapacitadas, entre otros)
genera intranquilidad. También despierta
angustia las relaciones de poder históricamente desiguales entre el hombre y la
mujer caracterizadas por el dominio y la discriminación. De subordinación del
género femenino hacia el género masculino.
Es
improrrogable el reconocimiento irrebatible a los derechos humanos universales
de la mujer y la niña como una parte inalienable, integral e indivisible y el requerimiento
justo de promoverlos y protegerlos. Y con una profunda preocupación ante las
manifestaciones reales de que las mujeres aún no gozan plenamente de sus
derechos y libertades y, sobre todo, por la incapacidad de ampliarlos y
ampararlos.
La violencia
contra las mujeres se entiende como todo acto basado en la pertenencia al sexo
femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico,
sexual o psicológico para la mujer así como las amenazas de tales actos, la
coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si producen en la vida
pública como en la vida privada al igual como se refiere en el artículo 1 de la
Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. Por ello, y
muchas otras razones más, la ONU decidió emitir la declaratoria de considerar
el veinticinco de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la
Violencia Contra la Mujer.
El Estado de
México se ha apropiado de estos nobles y justos propósitos encabezados por el
Gobernador Constitucional, Dr. Eruviel Ávila Villegas garantizando este derecho
humano con la promulgación de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia por la LVI legislatura en la Administración del Lic. Enrique Peña
Nieto hoy Presidente Electo de nuestro país en congruencia con la Ley General
respectiva en la cual se establece la coordinación entre la federación, las
entidades federativas y los municipios para prevenir, atender, sancionar y
erradicar la violencia contra las mujeres que favorezca su desarrollo y
bienestar conforme a los principios de igualdad y la no discriminación.
Aquí en el
Estado de México se implementó como acción gubernamental destacable el Sistema
Estatal para la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres y
para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
En este sistema convergen los esfuerzos de una gran diversidad de dependencias
gubernamentales, entre otras la Secretaría de Educación a cargo del Lic.
Raymundo Martínez Carbajal quien nos ha encomendado cumplir y hacer cumplir los
principios jurídicos de esta ley desde nuestro ámbito de competencia.
De igual
manera, en Servicios Educativos Integrados al Estado de México (SEIEM) se han
venido realizando importantes esfuerzos en la materia. Nuestro Director
General, Ing. Simón Iván Villar Martínez ha dictado instrucciones precisas
tendientes a instaurar la Unidad de Equidad de Género confiriéndole tan
delicada tarea a la Coordinación Académica y de Operación Educativa (CAOE). En
los próximos días cumpliremos con esta encomienda y las cuatro Direcciones
adscritas a la CAOE (Elemental, Secundaria, Media Superior y Superior) así como
el resto de las unidades administrativas continuarán realizando las actividades
desde una postura institucional y un enfoque integral.
Las políticas
públicas, las instituciones y el marco jurídico se han alineado en aras de
contrarrestar la violencia contra las mujeres. Bajo este entorno favorable se
erradicaría la violencia contra las mujeres más sería un esfuerzo infructuoso
sino todos nosotros en lo individual, hombres y mujeres, dejamos de velar por
estos postulados y principios día con día. El hogar, la comunidad, la escuela y
el trabajo son los espacios naturales donde se gestan las relaciones sociales,
donde nos vinculamos unos con otros. Con nuestros abuelos, padres, hermanos y
demás parentela. Con nuestros vecinos. Con nuestros maestros y alumnos. Con
nuestros compañeros y colegas. Es cuestión de valores y de principios éticos.
De tolerancia y respeto hacia el pensar y el actuar de los demás siempre y
cuando no afecten a los de los demás. De amarlos, de amarnos. De pensar en los
otros como en nosotros mismos dejando de lado los egos: egoísmo, egolatría,
egocentrismo, egotismo. De tener presente la maravillosa naturaleza, el origen,
nuestra cuna. Del significado en nuestra tradición cultural del amor filial y,
en lo particular, del amor materno. Ejercer la violencia en contra de las
mujeres es aceptar que lo hagan con la madre, la hermana, la esposa, la hija.
Permitirlo y dejar que los demás lo hagan ante nuestra ojos y una pasiva
actitud es festejar estas conductas. Violentar y dejar violentar a la mujer es
precipitar la paulatina destrucción de la humanidad. Es retrógrado. Es
primitivo. Es abominable. Es intolerable. Es inaceptable en un sociedad que se
jacta de ser civilizada. Amemos y respetemos a las mujeres por ellas y por
nosotros mismos. Les deseo un excelente día, que disfruten la conferencia y
beban la sabiduría de nuestra especialista invitada. Y, por encima de todo, que
tengan un regreso seguro a sus actividades cotidianas al término de este acto.
Gracias por escucharme y por su atención.
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