Nota: El siguiente discurso fue leído el veinte de noviembre del año dosmil nueve en el Centro Cultural de la Sección 36 del SNTE en Tlalnepantla Estado de México en la Ceremonia de Entrega de Estímulos Económicos a los directivos escolares de educación básica. Por su contenido, lo subtitulé:
" El enfoque pedagógico de la gestión escolar en la educación básica"
Muy buenos días tengan todos ustedes. Asisto a este relevante evento con la honrosa representación del Lic. Enrique Peña Nieto, Gobernador Constitucional del Estado de México y del Lic. Alberto Curi Naime Secretario de Educación. En su nombre, celebro este reconocimiento ofrecido a ustedes los directivos escolares. Ellos me han conferido la responsabilidad de transmitirles a ustedes este mensaje ante la imposibilidad de hacerlo personalmente.
Les expreso primeramente el compromiso del Gobierno del Estado de México con la educación. Nos hemos empeñado en ofrecer servicios educativos de calidad. Prueba de ello son los avances que se han tenido. Se han incrementado sostenidamente los indicadores de cobertura, absorción, y eficiencia terminal así como también se han reducido los índices de deserción y reprobación. Es destacable los incrementos del promedio escolar así como también la tendencia incremental de los resultados de las pruebas de logro educativo en el ámbito nacional como ENLACE y EXCALE y en las internacionales como PISA. Todo esto no fuese sido posible sin el trabajo y esfuerzo de los docentes en general y de todos los actores involucrados. El trabajo de ustedes, los directivos escolares, también se ve reflejado en esos avances. A pesar de ello, no se está del todo satisfecho con lo logrado. Hay que acelerar el paso en varios aspectos. La realidad educativa ha cambiado debido a las grandes transformaciones sociales. La educación debe ponerse a punto. La educación debe ponerse a tiempo. En ello se está trabajando.
Seguramente, ustedes coinciden con la importancia de la educación en la transformación de las sociedades. Hoy en día, se perciben evidencias palpables de los cambios sociales recientes. Una economía de mercado demandante de profesionistas con una mejor formación profesional congruente con el contexto actual, de una mano de obra mejor calificada y más cualificada. Una sociedad del conocimiento en la cual la producción de saberes ha cambiado drásticamente. Una sociedad necesitada de nuevas formas de concebir la educación, del diseño de modelos pedagógicos distintos para responder a las necesidades actuales. Una necesaria renovación de las prácticas docentes. Una educación exigida a potenciar el desarrollo científico y tecnológico de las naciones de pos de la evolución de la humanidad. Una sociedad y una educación en donde las tecnologías de la información y la comunicación se han convertido en herramientas básicas para la generación de saberes. Y los docentes con la encomienda de preparar cada vez mejor a sus estudiantes para adaptarse y transformar su entorno sociocultural.
Algunas personas soslayan esta realidad al analizar el estado actual de la educación. Hacen juicios simplistas, lineales, superficiales. Se van por el camino fácil. El de la descalificación, el de buscar culpables y deslindar responsabilidades como si transformar una sociedad fuera asunto exclusivo del magisterio. Hacen de la función docente y de quien la ejerce sus villanos favoritos responsabilizándolos del fracaso educativo.
Históricamente los profesores han mostrado, y demostrado, su capacidad de incidir en los cambios sociales. Para muestra basta un botón recordando su participación en la construcción de un México institucional. Tengamos presente a los maestros rurales. Las sociedades evolucionan y el maestro debe adecuarse rápidamente a estos cambios vertiginosos. De repente, casi instantáneamente, se vio inmerso en esta vorágine transicional. No corrieron a la par su capacidad de adaptación y la rapidez de los cambios. Fue más lento lo primero y, obviamente, más rápido lo segundo. Se volcó sobre los maestros la exagerada demanda social del cambio profesional como condición necesaria para aspirar a cambios sociales más profundos.
Seguramente, el maestro se adaptará a estas circunstancias. El docente afrontará con mayor compromiso su papel como educador. El papel de los directivos escolares, directores y subdirectores, será crucial para lograrlo. Los directivos escolares hacen la diferencia. No dejan nunca ser educadores. Continúan ejerciendo esa bellísima profesión a lo largo de toda su vida en un plano distinto. Dejan de lado la responsabilidad directa del proceso de enseñanza-aprendizaje formal ante un grupo determinado teniendo como meta final, por lo menos, el cumplimiento de un currículum prescrito. Influye, con su ejemplo, a sus alumnos e indirectamente a sus compañeros de trabajo. Muestra sus ideas, su manera de ser y de pensar, su modo de ver la vida.
Los docentes, en esa búsqueda de crecimiento profesional se topan, a veces casi sin pensarlo pero con sus deseos muy arraigados emocionalmente, con las funciones directivas. Ausente de una formación sistematizada para el ejercicio de la función directiva. Y, ante ello, queda atrapado en las redes de la burocracia en donde se privilegia la eficiencia administrativa por encima de la labor académica. Renuncia a la presencia permanente de lo académico. Lo pedagógico es inherente a la labor de todo maestro independientemente de la función que ejerza. Una formación de los alumnos acorde a su realidad social es el fin último de toda acción educativa. La función directiva no se escapa de ello. Es deseable, por tanto, volver a lo fundamental. El directivo debe tener presente siempre y en cada momento su papel de educador. Ejercer la asesoría docente. Diseñar, planear, organizar, orientar, dar seguimiento y valorar las acciones educativas para que cumplan con su propósito. Dirigir al equipo a su cargo, docente y no docente. El director es el vigía y quien encauza los esfuerzos y acciones de su equipo. Es quien marca el rumbo y traza la ruta, es quien conoce el punto de partida y de llegada. Su preparación profesional y su experiencia le han dado la sabiduría para prever a las vicisitudes del viaje y visualizar un conjunto de alternativas de solución adecuadas a cada circunstancia. Actitud para afrontar retos, enfrentarse a los desafíos, resolver problemas. Es quien conoce a su tripulación. Es el visionario, quien se pone al frente del entorno complejo y cambiante, quien liderea el cambio. Quien logra conjuntar las acciones de todos los actores involucrados en el hecho educativo (docentes, administrativos, padres de familia, alumnos) hacia el noble propósito educativo: preparar a los estudiantes, formarlos para la vida, y para el trabajo como algunos refieren ahora.
Estos profesionales son ustedes, directores y subdirectores, son quienes posibilitan la acción educativa, quienes concretizan los propósitos educativos, quienes hacen posible el cambio social. Así como se cree en la educación como un medio de transformación social también se cree firmemente en el docente como actor central del proceso educativo. De igual manera, creemos en ustedes, los directivos escolares, como los profesionales quienes sostienen y conducen diversos procesos educativos concurrentes en un mismo espacio y tiempo.
Y porque creemos en ustedes, el Gobierno del Lic. Enrique Peña Nieto ha sido sensible a los planteamientos formulados por su líder sindical, el Profr. Alberto Hernández Meneses, entre ellos esta gratificación anual al personal docente que desempeñan la función de Director y Subdirector Escolar. No como una prestación más sino como un sincero reconocimiento a su labor. Valoramos el trabajo de ustedes los directivos escolares. Den lo mejor de sí como lo han hecho hasta ahora. Pongan en práctica su profesionalismo, su ética, su compromiso, su vocación, su responsabilidad, su sapiencia, su capacidad, su actitud. Necesitamos como sociedad la grandeza de ustedes los educadores.
Retomo las palabras de uno de los más importantes pensadores, uno de los grandes pedagogos, Paulo Freire. “yo nunca podría pensar en educación sin amor. Es por eso que yo me considero educador por encima de todo porque siento amor”.
Les exhorto a que ejerzan su profesión con amor. Desarrollen sus funciones como profesionales de la educación. No dejen de ser educadores, sigan siendo profesores. Enhorabuena por este merecidísimo reconocimiento. Y, muchas gracias por su atención.
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