Nota: Este texto fue una propuesta de discurso para el 1er Foro de Reflexión “Pedagogía, Educación y Políticas Públicas para el México del Siglo XXI”. Este evento fue organizado por la Sección 36 del SNTE en Agosto del 2010. Se desechó pero a mi me gustó para publicarlo. ¿Será por qué soy el autor?
El Siglo XXI viene precedido de profundas transformaciones sociales. Han ocurrido vertiginosamente. Casi imperceptibles. Más rápido que nuestra propia capacidad de asimilación y adaptación. Se hace necesario un alto en el camino. Volver la vista atrás para comprender mejor nuestro presente y visualizar nuestro futuro.
Atestiguamos el surgimiento de dos bloques geopolíticos confrontados entre sí. El capitalismo vs el socialismo. Y uno más, el llamado Tercer Mundo, conformado principalmente por algunos países asiáticos y latinoamérica, llamados emergente. Los países en vías de desarrollo así se les conocía hace aproximadamente cuarenta años. Pasamos de la guerra fría hasta llegar a una crisis política mundial. El Movimiento de Solidaridad en Polonia que llevó al poder a su líder Lech Walessa; la unificación de las dos Alemanias con la caída del Muro de Berlín; la desintegración de algunas naciones como la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), la Yugoeslavia de Joseph Broz Tito o Checoslovaquia tan sólo por ejemplificar; la balcanización en la República de Kosovo; la glasnot y la perestroyka, las guerras en Kuwait, Irán, Irak; el conflicto israelí entre muchos otros.
En México, ahora tan presente por la celebración del Bicentenario y Centenario de la Independencia y Revolución respectivamente, la lucha entre conservadores y liberales, las leyes de reforma, la dictadura porfiriana, la lucha fraticida revolucionaria por el Sufragio Efectivo No Reelección, el caudillismo, los Presidentes Generales (Obregón, Calles, Cárdenas, entre otros) hasta llegar al apogeo del sindicalismo y algunos signos inequívocos de agotamiento del modelo dictatorial, blanda o perfecta pero dictadura al fín y al cabo, los movimientos de 1968 y 1972 (Tlatelolco y el Halconazo) hasta el candidato único a la presidencia de la república en 1976 con grandes contrastes. Por un lado, una gran crisis económica y, por otro, la reforma del estado la cual permitió el acceso de los partidos distintos al oficial al congreso. Llegamos a la etapa conocida como tecnocracia en el periodo comprendido entre 1982 hasta el año 2000. Se destacan las primeras elecciones competidas en 1988.
En el ámbito económico, transitamos de las leyes del mercado y el estatismo, la Europa del 92 trayendo consigo una nueva moneda hasta el la extinsión del modelo socialista. En nuestro país, la constante ha sido las crisis recurrentes. Desde la histórica devaluación del 76, la venta de las empresas paraestatales, la firma de convenios internacionales para impulsar el libre comercio, el efecto tequila, el error de diciembre, la gran deuda externa que justificó la implementación de medidas disciplinarias como parte de los obligados compromisos con los grandes consorcios financieros internacionales (BID, FMI, y con los EU) conocido como el Consenso de Washington.
La convergencia de grandes inventos como el cine, el teléfono y el telégrafo a finales del siglo XIX y principios del XX; las computadoras en los 40´s; los avances cibernéticos de los 50´s y 60´s; la teoría de los sistemas en los 70´s; el surgimiento de la internet en los 80´s, la telefonía celular de los 90´s han facilitado la comunicación entre las personas y difuminado las fronteras geográficas. Estamos en un mundo global. La automatización de algunos procesos productivos ha alterado considerablemente las condiciones laborales de los trabajadores llegando incluso a su desplazamiento. Indudablemente estamos frente a una verdadera revolución científica y tecnológica de grandes repercusiones sociales. La forma vivir y trabajar ya se encontraban en proceso de transformación a finales del siglo XX.
Este neoliberalismo es una política con énfasis tecnocrático y económico. La economía se vuelve más relevante y acota la política. Limita el papel del estado y promueve la participación de la inicativa privada a todas las áreas de la actividad económica. Libre mercado, eliminación del gasto público, desregulación, privatización, supresión del bien público o comunitario son algunas de sus características distintivas de este modelo. Las implicaciones de este capitalismo salvaje han sido la descentralización de las responsabilidades sociales hacia la organización de la sociedad civil; la priorización de los indicadores macroeconómicos en detrimento del bienestar social; adaptación de la administración democrática a las demandas de la ciudadanía y la utilización de mecanismos de contraloría social y de rendición de cuentas.
El 2000 ha traido para México nuevos actores políticos y para el 2006 se sostuvo al mismo partido en el poder tras un desconcertante triunfo con muy escaso margen de ventaja. Son destacables las campañas políticas donde el financiamiento privado juega un papel relevante y el marketing sustituye al debate de las ideas. Con Obama como Presidente de la nación más poderosa, utilizando youtube y facebook como medios relevantes para llegar a la ciudadanía. Este siglo XXI, posneoliberal, sigue sorprendiéndonos, ha traido consigo desigualdades, inequidades, injusticias, desesperanza, desencanto, exclusión, marginación, migración, desempleo, inseguridad. La brecha entre los que más tienen de los que menos tienen se ha ampliado. Lastimosamente no sólo en su capital material o económico, sino cultural y social. Esos grupos llamados vulnerables porque ante la dificultad o imposibilidad de accesar a ciertos benefactores básicos les impide un mejor desarrollo y el acceso a un mejor nivel de vida, “a una vida digna”.
Robert Shapiro, en su obra publicada en 2008 titulada “2020 un nuevo paradigma. Cómo los retos del futuro cambiarán nuestra forma de vivir y trabajar” augura un periodo crítico en los próximos doce años por tres factores: las variaciones demográficas, la globalización y la consolidación de EU. El autor vislumbra que el progresivo envejecimiento de la población en los países más desarrollados provocará una necesidad creciente de recursos sociales y médicos, al tiempo que la población en edad laboral disminuirá. También considera que el grueso de la producción industrial se trasladará a los países en vías de desarrollo, capaces de proporcionar una fuerza laboral a bajo costo, y desaparecerá de las economías avanzadas. Y, por último, visualiza que los conflictos internacionales no será ya entre las grandes potencias sino entre aquellos interconectados a la red global y los países de la periferia.
Algunos señalan que la vía más adecuada, otros más dicen que es la única, para revertir esta condición de vulnerabilidad es la educación. El reto mayúsculo es contemporizarla, discutir su pertinencia, situarla en los tiempos actuales, que responda al proyecto de nación que buscamos. Formar ciudadanos para la sociedad que pretendemos. Para ello, la acción educativa debe fundarse en una transformación del pensamiento pedagógico. Pedagogía y educación no son sinónimos. Surge la necesidad de una renovación pedagógica fundamental para reorientar la praxis educativa. La transformación educativa supone cambio. Cambiar para mejorar. La educación está en crisis porque no ha formado al tipo de persona requerida. La crisis en la educación surge de la crisis económica. La educación está en crisis por la existencia de la propia crisis social. La educación está en crisis por el agotamiento del modelo político. El magisterio está siendo afectado por esta crisis.
Ante estas circunstancias, la organización sindical, el SNTE, está llamado a jugar un papel protagónico ante los desafíos sociales y educativos del siglo XXI. Para ello, se debe tener un diagnóstico lo más cercano a la realidad de la educación que se imparte en las escuelas. Sin autoengaños. Y asimismo, las nuevas tendencias pedagógicas sobre todo aquellas más apropiadas a nuestra realidad educativa, aquellas que expliquen y den respuestas a nuestros problemas más agudos. Yo los conmino a conocer más nuestra materia de trabajo: la educación.
Los líderes sindicales deben reorientar su papel para afrontar las nuevas realidades educativas individuales, aúlicas, escolares y sistémicas. Las políticas públicas en materia educativa debieran moldear el cambio educativo. Las políticas públicas debieran sentar las bases para una nueva educación en concordancia con la nueva sociedad. Para ello es imprescindible impulsar una nueva política, proponer nuevas políticas públicas en materia educativa.
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